martes, 30 de marzo de 2010

Verano en sepia



La tarde cerraba sus ojos. Mi mirada estaba fija en esa línea media entre lo real y lo fantástico. Una corriente de palabras silenciosas nos envolvía. De pronto, como si emergiera de un sueño, Clara silbó esa melodía que fue nuestra aliada durante mucho tiempo. Comenzó con un siseo, levantó vuelo y fue toda canción resonándonos en el cuerpo.
Siempre pensé que las despedidas deben darse solas. Sin gestos ampulosos o de reproches. Sin lágrimas. Sin temores. Así. Con una suave música de adiós. Entonces nos miramos y una sonrisa de ternura bailó en nuestras bocas, subió por nuestras mejillas y se sumergió en nuestros ojos. Sus labios formaron un corazón de manteca y miel sobre los míos. Y fuimos dos estrellas fugaces enlazadas en un instante eterno.
Acaricio su recuerdo desde una foto sepia que encontré esta mañana. Después de tantas vueltas y tantos errores, hoy vuelvo a pensar en aquel verano de verdes intensos y azules violentos. De besos fugaces, secretos, peligrosos.
Desde la foto, su mirada silenciosa me aturde. Su sonrisa me inhibe. Hubiera querido besarla de nuevo, como última ofrenda a un verano adolescente. Con gesto cansado doblé la imagen. Esta despedida no se parece a aquella y sin embargo aún escucho nuestra melodía.

Cris.

domingo, 21 de marzo de 2010

Una extraña








Pintura: Edward Hopper


En la mesa de un bar cualquiera, a cualquier hora de la noche, tal vez apareciera, trasnochada, una extraña. Es probable que se sentara a contraluz de la ventana, y que alguien entrase y le sonriera; o le hablara. Serían quizás, viejos conocidos. O amantes. Pudiera ser también, que al verlo se dibujara una muestra de decepción en el rostro enigmático, y ese alguien se esfumara en el aire denso del bar.
Es probable que entre sorbo y sorbo de café, ella sólo se dejara estar perdida, en algún instante de su historia. Y no le importara alguien. Y estuviese allí quieta, mirando dentro suyo. Y viera correr el tiempo con su rostro impasible, recortado por la luz. Mirase a su alrededor, oyera las voces, el ruido de los pocillos al chocar entre sí, los vasos tintineantes de hielo. Oliera el último tostado y llenara sus pulmones de aroma a café recién molido. Sacara un libro de su cartera, se pusiera sus anteojos azules y leyera lenta o vorazmente, alguna novela o ensayo. O simplemente, intentara garabatear una poesía en ese instante melancólico. Es posible que quisiese fumar, pero se arrepintiera. O saliera a hacerlo a la vereda y dejara ver su rostro, clareado por la luz de la marquesina. Y alguien le encendiera el cigarrillo y comenzaran a hablar. Subiese al auto que la estuviera esperando, y mirase desganada o amorosa a su acompañante. O acaso esperase el próximo ómnibus, con la mirada oscurecida. O tal vez, la extraña, sólo quiera volver a la mesa. Y reencontrarse con su trasnochada soledad. A cualquier hora de la noche.
Cris.

domingo, 14 de marzo de 2010

Tarde de verano



El arrullo del agua al correr
el crujido de la corteza al caer
el silbido de un ave solitaria
y la purísima claridad
de una tarde de verano
en soledad.

lunes, 8 de marzo de 2010

Descarnado


Descarnado lo vi
descarnado
comiéndose la vida
chupándose la sangre
aspirándose el último hálito
del cerebro dormido embotado

guiñapo humano zombi urbano
resto desechable basura inútil

descarnado lo vi
descarnado
llorando aún su despojo
sin reparto de culpas
sin rechazo de hermanos
sin pupilas sedientas

y seguí mi camino

ya olvidado
el descarnado.
Cris.
Serie Vagabundos.Floreal Arias Galleguillos

Soledad

Soledad
CRUZAGRAMAS: un grupo de escritores en busca de alternativas
Abrir la puerta de mi casa es todo un desafío. Mi casa y mi corazón. Y no es necesario usar llaves. En este pequeño lugar del universo no son necesarias porque aquí está todo a flor de piel: olores, sabores, murmullos, gritos y silencios. Luces y sombras de ciudades y desiertos. La vida, el amor y la muerte. Y las palabras como hilo conductor. Sólo las usaremos para abrir, si fuera preciso, diminutos cofres de confidencias, sueños y locuras varias compartidas con todos ustedes.
Bienvenidos a casa!
Cris.